jueves, 2 de abril de 2015

Al filo 2.5

Y bailas, sin remordimiento bailas y te dejas ir. 

Hay un éxtasis trascendente en moverte. Siempre lo has sentido, siempre has sido consiente de la conexión entre un bailarín y su cuerpo. 

Más allá de las enseñanzas del ballet clásico, de las cuales eres recurrente desde los 3 años, de alguna manera desde que tienes memoria habita en ti esta idea; El movimiento del bailarín es en realidad  el universo expresado atravez de la lente de su alma. 

Al menos así lo dijo Diana. Tú, sabiéndolo verdad a un nivel más profundo de lo evidente, lo aceptaste y empleaste como bandera en tu persecución de formas innovadoras y creativas.

Eso por supuesto te ha traído problemas más de una vez en la vida. Tu familia es un icono de pedigree en el ballet nacional, y tu madre, habiendo cortejado por años la posición de Prima Ballerina, abandonó ese sendero para casarse con un influyente empresario a los 23 años.

Ella nunca ha aprobado tus experimentos e interpretaciones. Relegando al olvido cualquier clase de estímulo y oportunidad de transitar un sendero distinto al que eligió para ti, al punto en que lo que haces ahora pareciera un crimen que ejecutar a escondidas y en solitario. 

Y eso te hace enojar enormemente...

1 comentario:

  1. Me siento como un títere moviendo mi cuerpo a voluntad del titiritero, ella mata mi espíritu hundiéndome cada vez más en un lugar sin vida, no puedo seguir doblando mis manos, mi corazón late con desesperación ansioso de probar la libertad. La noche anterior mientras preparaba mis cosas metí una peluca, lentes oscuros, dos mudas de ropa casual y el dinero que había ahorrado desde hacía un tiempo, mañana era el día que iba a ir a la empresa de mi padre llevaba un mes preparándome para burlar la seguridad y tener el tiempo suficiente para llegar al punto de reunión donde estaría Diana, Calina, Alexey, Edik y Gennadi, esperándome para escaparnos. Sabía que las consecuencias iban hacer duras, pero una de las frases favoritas de mi padre era “solo necesitas desearlo con mucha fuerza para lograrlo” y compartir mi frustración con mi madre hacía que el viaje valiera doblemente la pena.

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