domingo, 17 de mayo de 2015

Al filo 3

Tus movimientos se aceleran, pierden la fluidez de la libertad y se notan explosivos, quizas desesperados.

En el ojo de tu mente hay lazos atandote, cual titere a la voluntad de su espiritu, ignorando completamente tus deseos...

Asfixiando tu espiritu.

La sensación de opresión crece mientras bailas, la ira se cultiva, la integras a tu baile. Deliberada, agresiva, fuerte.

Empiezas a sentirte plena en ese estado. De alguna manera el reto y la promesa de rectificación te dan permiten imaginar que hay una realidad donde puedas ser plena, y sospechas que ese lugar se encuentra lejos de aqui.

Por eso tienes un plan; ya has preparado tus maletas, pronto huiras a la casa de campo de Calina. Sus padres  tienen un departamento en la costa que solo usan un par de meses al año. Alexey, su hermano mayor, ya hablo con el personal del fraccionamiento para que sepan de tu presencia. Y tus padres no tienen el contacto de los de Calina. La conociste en un campamento inter-escuelas, y la amistad se ha conservado con encuentros esporadicos y muchas charlas por internet.

Tu pensamiento se corta en seco.

Sientes una mirada, y rapidamente encuentras el seño de tu madre, ilegible y distante. Mirandote desde el balcon de tu abuela.

De tu mente escurren los pensamientos que hace un momento la ocupaban completamente. Como agua deslizandose por tu cabello. Las ideas de rebelion, el plan con Calina, tu ira...

Intentas leer algo en su rostro... Te das cuenta que no es la primera vez, el calido confort de la inconciencia se aproxima.

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Fin del camino.

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